Un nuevo descenso en la utilización de la pena de muerte en Estados Unidos en 2016.

Estadísticas

Publicado por Elise Guillot, el 17 enero 2017

Alrededor de 30 penas capitales fueron dictadas en 2016, un 39% menos que el año anterior, y el menor número desde 1972 – el año en que la Corte Suprema declaró la inconstitucionalidad de las disposiciones legales relativas a la pena de muerte. Por sexto año consecutivo, menos de 100 personas han sido condenadas a muerte.

El número de condados pronunciando condenas a muerte ha sido dividido en dos durante los últimos cuatro años, pasando de 60 en 2012 a 27 en 2016. Además, por primera vez en 40 años, ningún Estado pronunció más de 10 penas capitales en 2016 – .

20 personas han sido ejecutadas en Estados Unidos, mientras que 28 ejecuciones se llevaron a cabo en 2015. Informes locales confirman esa diminución: la asociación Missourians for Alternatives to the Death Penalty (Missourianos a favor de alternativas a la pena de muerte) ha notado una disminución importante del número de ejecuciones (6 en 2015, 1 en 2016) y el informe de la Texas Coalition to Abolish the Death Penalty (la Coalición texana por la abolición de la pena de muerte) señala que el Estado de Texas ejecutó a siete personas en 2016, la cifra más baja en veinte años.

Medidas adoptadas por la industria farmacéutica americana con el fin de impedir el uso de los fármacos utilizados en las ejecuciones, las regulaciones de la Unión Europea para impedir la exportación de materiales que pueden ser utilizados durante las ejecuciones y una decisión judicial impidiendo la importación ilegal de substancias para inyecciones letales, han participado en este importante retroceso.

Asimismo, las cortes del Estado de Florida y de Delaware han declarado inconstitucionales las disposiciones relativas a la pena de muerte.

Un estudio publicado por el Pew Research Center mostró que el apoyo a la pena de muerte ha disminuido considerablemente desde los años 1990, con una minoría de Estadunidenses a su favor hoy en día (49%). Ese estudio también subraya una reducción histórica del apoyo a la pena capital, no obstante, el instituto Gallup sostiene que 60% de los Estadunidenses están todavía a favor de la pena de muerte. Encuestas locales en Florida, Luisiana, Oklahoma, Houston y Kentucky han relevado que una mayoría prefiere que penas de prisión sean dictadas en vez de penas capitales.

Las elecciones de 2016: un retroceso para la causa abolicionista

A pesar de los progresos alcanzados, las elecciones de 2016 no fueron favorables a la causa abolicionista. Los tres Estados en los que los electores podían votar sobre las cuestiones relativas a la pena de muerte, han decidido mantener (California, Oklahoma) o restablecer (Nebraska) la pena de muerte.

Speedy Rice, de Death Penalty Focus, explica “porque el voto californiano es importante” y reitera que en California se encuentra el corredor de la muerte más grande de Estados Unidos, con 749 presos. Mientras que la abolición de la pena de muerte en este Estado “hubiera sido un poderoso símbolo en favor de la abolición […], 7 218 625 ciudadanos votaron contra la abolición de la pena de muerte y la mayoría de esas personas – 6 626 159 –votaron para acelerar las ejecuciones.” Speedy Rice añade que “aunque el informe del DPIC indica que pocos condados de California imponen la pena de muerte, y que la participación de los votantes muestra el constante apoyo de la opinión pública la pena de muerte, la abolición no será una probabilidad durante al menos doce años más”.

Speedy Rice también insiste en el impacto de la elección de D. Trump a la presidencia: “La abolición total de la pena de muerte tendrá que venir de una decisión de la Corte Suprema, declarando el uso de la pena de muerte como castigo cruel e inhabitual según la 8ª enmienda de la constitución americana”. Actualmente, cuatro jueces sobre nueve están a favor de la abolición de la pena de muerte. Sin embargo, una mayoría de cinco jueces es necesaria para llegar a esta decisión y “la primera nominación de Trump será, sin duda, un juez a favor de la pena de muerte”.

En conclusión, Speedy Rice teme “un aumento de la pena de muerte y una progresión de las ejecuciones federales”: “Aunque las últimas estadísticas sobre la pena de muerte establecidas en el informe del DPIC son correctas, no hay ninguna razón para pensar que un uso limitado de la pena de muerte federal continuará bajo la administración Trump”.

> Para más información sobre la pena de morte en California, ver el informe de la FIDH

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