12 ministros de Relaciones exteriores hacen un llamado para que la pena de muerte sea “una condena del pasado”
Día mundial
El comunicado emitido en el 12º Día Mundial contra la pena de muerte es una invitación dirigida a todos los gobiernos así como al público en general para que lleven a cabo investigaciones serias y debates francos sobre la pena de muerte. Hace hincapié en la necesidad de obtener informaciones precisas sobre los riesgos y los fracasos de la pena de muerte, en particular sobre los miedos y las esperanzas irracionales que a menudo están relacionadas con la voluntad de mantener esta pena.
El comunicado aborda la creencia popular que dice que la pena de muerte es disuasiva para la delincuencia, que alivia el dolor de las víctimas y que es aplicada por un sistema judicial infalible. Está basado en la convicción que al abrir el debate, una sola conclusión saldrá a relucir: no hay argumentos a favor de la pena de muerte –solo mitos, riesgos y fracasos (y, en algunos casos, costos muy altos).
Los firmantes del comunicado son ministros de Relaciones exteriores de diferentes regiones del mundo, que representan a poblaciones, religiones, culturas y diferentes estatus socio-económicos. Esto demuestra que la abolición no es específica de ninguna región, sino que es realmente universal.
Llamado conjunto del 10 de octubre 2014
Al celebrar el duodécimo Día Mundial en Contra de la Pena de Muerte, conjuntamente hacemos un llamado por un mundo que respete la dignidad humana. La pena de muerte, uno de los temas más complejos y controversiales de nuestro tiempo, continúa cuestionando los valores fundamentales de nuestras sociedades y desafiando nuestra comprensión de la justicia penal.
Respetamos la posición de aquellos que todavía apoyan el uso de la pena de muerte, y creemos que todas las personas tienen derecho a ser protegidas contra el crimen y la violencia. Sin embargo, consideramos que las ejecuciones por parte del Estado no deberían ocurrir en el siglo XXI. Los sistemas de justicia modernos deben aspirar a más que solo una represalia.
Las principales objeciones a la pena de muerte son bien conocidas. A pesar de la creencia popular, no hay evidencia alguna que respalde el argumento de que las ejecuciones detienen o previenen el crimen. Ningún sistema judicial está completamente exento de error, lo que significa que una sentencia de muerte puede recaer en un inocente. Frecuentemente, las penas capitales son desproporcionadamente impuestas a personas pobres, vulnerables y marginadas, agravando la discriminación en contra de los más débiles en la sociedad. Finalmente, la pena capital no provee ni compensación equiparable ni consuelo espiritual a las víctimas de crímenes o a sus familias. Por el contrario, las ejecuciones dirigidas por el Estado resultan en más odio y violencia – el efecto completamente opuesto de lo que los sistemas de justicia modernos deberían aspirar a alcanzar.
Este llamado conjunto, el cual dirigimos a todo el mundo, es el primero que se ha hecho por parte tanto de Ministros de Exteriores de Estados abolicionistas como no-abolicionistas. Reconocemos que el intercambio y la cooperación son necesarios para que juntos alcancemos sistemas judiciales más efectivos y más humanos. Unidos, nuestros países tienen la experiencia y la motivación de transformar la pena de muerte en una cosa del pasado. Una amplia mayoría de países ya apoyan la abolición mundial de la pena de muerte; esperamos que pronto todos los países se puedan unir a esta tendencia.
Firmado por los siguientes Ministros de Relaciones Exteriores (países):
Héctor Marcos Timerman (Argentina), Julie Bishop (Australia), Nassirou Bako Arifari (Benín), Djibrill Yipènè Bassolé (Burkina Faso), Albert F. del Rosario (Filipinas), Duly Brutus (Haití), José Antonio Meade Kuribreña (México), Luvsanvandan Bold (Mongolia), Børge Brende (Noruega), Philip Hammond (Reino Unido), Didier Burkhalter (Suiza), Mevlüt Çavusoglu (Turquía)
Ilustración: Tomislav Maricic