Décimo aniversario del último ahorcamiento en el Caribe

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Publicado por Gran Caribe por la Vida, el 19 diciembre 2018

El período de tiempo más largo que ha pasado desde que alguien fue ahorcado en el Caribe de habla inglesa es de 40 años – en Granada – y Barbados en 1984, Belice en 1985, Dominica en 1986, Jamaica en 1988, Antigua y Barbuda en 1991, San Vicente y las Granadinas en 1995, Santa Lucía en 1995, Guyana en 1997, Trinidad y Tobago en 1999 y las Bahamas en 2000.

El GCL hace un llamado a sus líderes en la región para que acepten que las restricciones impuestas por el fallo del Comité Judicial del Consejo Privado (JCPC) en el caso de Pratt y Morgan contra el Fiscal General de Jamaica en 1993 y por fallos posteriores del JCPC, hacen extremadamente difícil que las sentencias de muerte se lleven a cabo en nuestra región.

En el caso Pratt y Morgan, el JCPC dictaminó que, en cualquier caso, cuando la ejecución de una persona deba llevarse a cabo más de cinco años después de la sentencia, habría fundamento para creer que la espera es tal que constituye "un castigo o trato inhumano o degradante". En tales casos, la pena de muerte debería conmutarse por cadena perpetua.

Hasta la fecha, 142 países -más de dos tercios de los países del mundo- han abolido la pena de muerte en la legislación o en la práctica. Dado que la tendencia es alejarse de la pena de muerte, creemos que es hora de que nuestros dirigentes y nuestro pueblo dediquen sus energías a la aplicación de las recomendaciones contenidas en el Informe del PNUD de 2012 titulado "El desarrollo humano y el cambio hacia una mejor seguridad ciudadana".

El informe examina el estado de la delincuencia, así como las políticas y programas nacionales y regionales para abordar la delincuencia en siete países del Caribe de habla inglesa y holandesa, incluido Trinidad y Tobago. Una recomendación clave es que nuestros gobiernos deben tratar de lograr "un mejor equilibrio entre la aplicación legítima de la ley y las medidas preventivas, centrándose más en la prevención que en las medidas represivas únicamente".

El informe del PNUD destaca "la necesidad de reforzar la capacidad de las instituciones públicas para hacer frente a la delincuencia y la violencia, incluido el sistema de justicia penal, al tiempo que se refuerzan las medidas preventivas. Contiene recomendaciones para: prevenir la participación de los jóvenes en la delincuencia ofreciendo oportunidades de educación y empleo, especialmente a los pobres marginados de las urbes; pasar de un enfoque de protección del Estado a otro centrado en la seguridad y la participación ciudadana; y promover una aplicación de la ley que sea justa, responsable y más respetuosa de los derechos humanos".

Aquí en TT, GCL insta a los ciudadanos a tender la mano con compasión y amor a las víctimas de las 500 o más personas que han perdido la vida este año por causa de delitos violentos. Las parroquias/comunidades deben establecer grupos de apoyo a las víctimas y tratar de satisfacer sus necesidades.  Si nos tomamos en serio la idea de acabar con la delincuencia, tenemos que gastar más de 15 centavos de dólar en la prevención de la delincuencia. Ha llegado el momento de ejercer un liderazgo valiente en nuestra región. Los obispos de los Estados Unidos tenían razón cuando dijeron que:  "La pena de muerte ofrece la trágica ilusión de que podemos defender la vida quitando la vida." La paz y la no violencia no se harán realidad si seguimos llorando a gritos. ¡Pongamos fin a la pena de muerte en nuestra región y luchemos por detener el crimen, no las vidas! Hagamos un pueblo de y para la vida.

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